La medicina tradicional china es un sistema médico que nació en China hace más de 4000 años, desde los periodos comprendidos de la dinastía Xia (XXI-XVI a.C.) hasta el periodo actual de la República Popular de China. Nace como algo propio en sí mismo, con una historia, una experimentación clínica, una etiología, un sistema de diagnóstico y un sistema de tratamiento distintos a la medicina occidental pero semejante en la finalidad última: estar al servicio de las personas para curarlas, mejorar su salud y prevenir enfermedades. Con el transcurrir del tiempo se ha conocido y al mismo tiempo difundido y practicado por todo el mundo. Asimismo constituye el fundamento filosófico básico de las medicinas afines en algunos países de Asia como: Corea, Japón y Vietnam. Algunos médicos utilizan el término de medicinas orientales para englobar todas estas prácticas.
Esta medicina se basa en el concepto de chi (o energía vital) equilibrado, que se cree recorre el cuerpo de la persona. Quienes practican esta medicina proponen que el chi regula el equilibrio espiritual, emocional, mental y físico y está afectado por las fuerzas opuestas del yin («energía» negativa) y el yang («energía» positiva). Según la medicina china tradicional, la enfermedad ocurre cuando se altera el flujo del chi y se produce un desequilibrio del yin y el yang.
La medicina tradicional china puede abordar todo tipo de desequilibrios energéticos, el más habitual el dolor, aunque también se puede aplicar en ginecología, dolor menstrual, trastornos del estado del ánimo, insomnio, estrés o ansiedad, entre otros.
La Medicina Tradicional China no se aboca sólo a la corrección sintomática, o al tratamiento de diversos padecimientos atribuidos generalmente a la alteración de un órgano en particular, ni a atacar directamente a una supuesta causa única que originó la enfermedad; el tratamiento se dirige al enfermo, al restablecimiento del equilibrio perdido debido a la disfunción de los diversos sistemas que conforman al organismo en forma integral. Aún más, es posible, en ausencia de síntomas, conocer el estado de los diversos sistemas y establecer un tratamiento oportuno y prevención.
La forma de diagnosticar de la medicina china también es muy diferente a la medicina convencional. La palpitación del pulso, la observación de la persona (postura, gestos, color de la piel o de la lengua), de su voz y respiración u oler su cuerpo, son tácticas muy comunes para determinar el estado energético global.